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Soldado Amazonense, Aguerrido Combatiente

QUE TAL PARTIDO: HISTORIA JUVENIL

QUE TAL PARTIDO: HISTORIA JUVENIL

Sentados en las escalinatas de la canchita de fulbito de la Guardia Civil (GC) que hacían de tribunas, luego de haber terminado un reñido partido de fulbito, descansaban los amigos Lucho “chichifri”, su hermano “el cholito”, Wilder “pato”, Omar “lomudo”, Calin “maduro”, Emito y Eddy García, el “chino Ruiz”, Percy Baca”, Shego “churrazco y nuestro infaltable amigo el “chory”;  los integrantes del equipo que ganaron estaban cobrando las apuestas a los que perdieron, y es que se había hecho costumbre jugar estas “apuestitas” todas las tardes después de salir del colegio, en esta “canchita” de fulbito de la GC. Estaban en eso de cobrar las apuestas cuando el “chory” dijo:

 

-         “Tay[1]” dañaos, aca uno se saca el ancho jugando por una “quina[2]”, mientras que en Chaupimonte todos los domingos juegan unos partidazos por un “lechón”, una “ollon”  de escabeche de gallina “pacla”  o un “cuisito” con sus papitas con maní.

 

No había terminado de hablar cuando Lucho se paro como un resorte y frotandose las manos preguntó:

 

-        ¿Franco lo que estás diciendo? ¿y cuanto hay que dar para inscribirnos?

-        “Ashito[3]” no más; es una miseria y además yo le conozco a don “moshvico[4]” quién organiza estos partidazos, podemos decirle que nos fíe si nos falta “guita[5]” –Dijo el Chory haciendo una señal de poco con las manos.

 

Motivados por los premios que mencionó el Chory, los amigos se pusieron de acuerdo para juntarse el domingo y partir rumbo a chaupi en busca de esos premios; de todos ellos se habían escogido los que mejor jugaban para conformar el equipo y los demás los acompañarían para hacerles “barra”.

 

Así llegó el domingo y los amigos comenzaron a juntarse de uno en uno; el Chory sería el guía de estos entrañables amigos ya que por conocer a la gente del caserío de Chaupimonte, él era el más indicado para negociar con los organizadores del campeonato relámpago y lograr que aceptarán al equipo de amigos para participar  en el mismo. Cerca al medio día el Chory salió de su casa con una mochila entre sus manos, dentro de ella llevaba sus implementos deportivos, no había almorzado por que según el con el equipazo de fulbito que estaba llevando de seguro se ganaba la fuente de escabeche de gallina o el cuy con papas y maní, y había que guardar estomago. Al pasar por la casa del “pato” soltó un silbido llamando a su “cumpa”; el pato contestó con otro silbido y salio presuroso:

-        “Hableste[6]” cumpita chory, ya estaste listo para ir a ganar ese escabechito y “llushpir” esa fuente – Dijo el pato quien traía en la mano una “jicra[7]” con sus implementos deportivos

-        Claro pe cumpita, ahorita nos vamos pa chaupi y les hacemos leñas a esos chaupimontinos, nuestro equipo juega “tizita” y le vamos a “cabrear” que da miedo a los chaupis – Contesto el chory.

 

Luego pasaron por la casa del lomudo, emito, Eddy y todos juntos se dirigieron a la plaza, lugar donde habían pactado para reunirse todos los amigos; no habían terminado de sentarse cuando por la esquina de la panadería de doña Ludy se veía venir al “chichifri” junto a su hermano “el cholito” y el churrasco, por la esquina del Lisandro apareció con su característico caminar pausado “el maduro”, éste “ñacashca” caminaba lento y “pausao”, tambaleando su cuerpo y cabeza de un lado para el otro y era fácil distinguirlo a la distancia cuando se aproximaba.  

 

Luego de haberse reunido todos, Lucho que era el más “shicracho[8]” de todos, comenzó a verificar si estaban todos los que conformarían el equipo, después de confirmar que estaban completos enrumbaron hacia Chaupimonte; por el camino el grupo de amigos iban contándose chistes y haciéndose bromas entre ellos, al pasar por el puente Leiva, todos ellos se aproximaron hacia el lado izquierdo del mismo, para ver a los “plateados” que atraídos por los desperdicios que dejaba el camión de la basura al arrojar su carga al río, nadaban atrevidamente dejando mostrar el brillo de sus escamas que reflejaba por efecto de ese sol radiante; de pronto Lucho salió corriendo hacia el camino que  conduce al mismo río, los demás miraban desde arriba atónitos sin entender lo que pasaba, vieron a Lucho lanzarse al agua sonriendo de manera triunfal y meter la mano como intentando agarrar algo, luego saco la mano del agua y levantándola para ver mejor lo que había cogido, con el rostro desilusionado dijo:

 

-       “Pucha mare” sólo era una lata de atún, yo pensé que era plata o algo “chevere[9]

 

Se dejó escuchar una carcajada de los amigos que observaban desde el puente, luego comprendieron que Lucho, al ver que algo brillaba en las aguas poco profundas, pensó que eran monedas o algo por el estilo; y no dejaba de tener razón en su actitud ya que se sabía que en oportunidades algunas personas habían encontrado monedas u otras cosas de valor que algún mendocino descuidado arrojaba a la basura, y que iba a parar al río que en esa época era el botadero de los desperdicios de la comunidad.

 

Así retomaron su camino y al llegar a Leiva se pararon ya que habían escuchado el ruido de un motor que venía por la carretera desde Mendoza; sonrieron alegres ya que según ellos ese sonido provenía de un carro el cual les llevaría hasta Chaupimonte; esperaron largo rato y ese carro no aparecía, pensaron que seguramente estaba “cuadrado” y retomaron su caminar; habían caminado unos cincuenta metros más o menos cuando el ruido de ese motor los hizo voltear, y grande fue su sorpresa cundo vieron que se trataba de un tractor.

 

Hicieron señas al conductor para que los subiera y éste accedió, todos se acomodaron como pudieron y la maquina emprendió la marcha; había transcurrido como un cuarto de hora desde que subieron al tractor y sólo habían avanzado algo de trescientos metros por lo que decidieron bajar y caminar.

 

-        Hay cumpita, hemos sido unos “bolsudos[10]” para subirnos al tractor, “toditito” mi “chuma[11]” “ta” que se mueve como alfeñique, si hubiéramos “caminao” ya hubieramos “llegao” –Dijo el Chory algo molesto por la lentitud de la maquina e indicando que el movimiento del tractor había provocado un bamboleo en su cabeza.

-        Si cumpita, a mi me ha hecho doler mi “sipo[12]” –Respondía el pato agarrándose ligeramente sus nalgas.

 

Una vez que llegaron los amigos al potrero de don Anaximandro Mori que había sido acondicionado como el “campo” de fútbol de Chaupimonte, entraron triunfales por la tranca que conduce al mismo, estos “llipinshos[13]” ya se creían campeones sin haber jugado y hasta creo que venían vivando; Chory y Lucho fueron directamente a don “moshvico” y le solicitaron que inscribiera al equipo de amigos:

 

-        Don “moshvico” cuanto hay que pagar para la inscripción de nuestro equipo –Pregunto el Chory

-        Hay cumpita y a ustedes quien les ha “invitao” –Contestó don “moshvico”

-        Miguel Grau y pancho Bologñesi  -Dijo el Chory enseñando un billete de mil intis y otro de cinco mil en cuyas caras se mostraba la imagen de estos héroes.

-        Pucha ahí si le cago don “vico” esos son más poderosos que “taita amito” –Dijo Lucho refiriéndose al poder del dinero.

-        Ve acá esta su hijo del “chichifri”, usted cumpita “vendraste[14]” a arbitrar no mas pue –Contestó don “moshvico” mirando a Lucho y haciendo referencia a que era hijo del arbitro por excelencia de la provincia.

-        Ya don “moshvico” como es, nos “vaste” a dejar jugar o le digo a mi papá que la otra semana no le contrate para la “cutipa” –Dijo el Chory amenazando a don “moshvico” de que si no los dejaba jugar este no sería contratado como peón para desyerbar la chacra del padre de este “surshique[15]”.

 

Es así como fueron aceptados y en realidad estos amigos se complementaban muy bien para el fulbito que hacían destrezas con la pelota; todos los chaupimontinos habían llegado a ver los partidos y es que era tradicional que los domingos las familias de ese caserío se concentraran en el “campo” de don “mando” Mori para disfrutar de una tarde deportiva y olvidarse por unas horas de las faenas cotidianas de la agricultura.

 

En el primer partido se enfrentaron las “escuadras” de Puquio y Naranjo, luego lo hizo Cucho y Convento, posterior fue Chaupimonte con “los amigos”, este último era el nombre con que habían bautizado al equipo del Chory y sus amigos. El equipo de los amigos fue el deleite de la tarde, recuerdo muy bien que las chaupimontinas que se encontraban jugando su partido de voleibol a un costado del “campo” de fulbito, dejaron de jugar y se acercaron a ver a estos ases del balompié, quienes habían adquirido su destreza gracias a que estos “vadulaques[16]” paraban todas las tardes jugando en la canchita de la GC.

 

El equipo de los amigos había ganado por goleada a todos sus rivales y estando a punto de recibir el lechón que era el  premio mayor, don “moshvico”, quien era un “piconazo[17]”, se acercó y dijo que las reglas habían cambiado, que teníamos que enfrentarnos nuevamente al equipo de Chaupimonte porque éste era el organizador del campeonato relámpago; no nos quedó otra y a regañadientes tuvimos que volver a nuestras posiciones dentro del campo de fulbito.

 

El equipo de Chaupimonte se habían reunido a un costado de la “cancha” y se podía observar a don “moshvico” hablar a los demás jugadores como si estaría arengándoles; el árbitro del encuentro era un vecino del caserío de Cucho que había jugado por ese lugar, estaba apunto de dar el pitazo inicial cuando se acercó a éste un morador de Chaupimonte y luego de hablarle por unos segundos al oído, tomó su lugar y dio inicio al último encuentro de la tarde y aca, el que ganaba se llevaba el premio.

 

Chory tenía la pelota y hábilmente hace un quiebre dejando parado a uno de los chaupimontinos, pasa el balompié a Lucho y este comienza a correr con él, atrás de éste va corriendo don “moshvico” y con un salto felino se arroja pierna en alto hacía el cuerpo de Lucho, éste último sale volando y cae al piso con un chichón en la “canilla”, todo el equipo de los amigos se acerca al árbitro a reclamarle por qué no había cobrado foul; terminado el incidente vuelve a reanudarse el partido y esta vez es “el maduro” quien tiene la pelota pero no por mucho tiempo ya que otra vez “moshvico” saltó encima de él y logro anotar su segundo chichón de la tarde. Lucho, molesto por los continuos fouls que venían cometiendo los chaupimontinos y por que el árbitro no cobraba, agarró la pelota y la metió bajo su polo.

 

-       No, no, no, así no es, no saben jugar limpio, don “moshvico” casi le “shaquea[18]” la canilla a varios de nosotros y el árbitro “bizco” no dice nada, si siguen así nos vamos –Dijo enfurecido Lucho quien era el más “shicracho” entre todos los amigos.

-        Jueguen no mas “mavaljes[19]” o tiene miedo, por un “planchazo” se asustan, parecen “roshas[20]” –Decía don “moshvico” tratando de justificar la tremenda “macheteada” que había propiciado esta tarde a cada uno de los amigos.

 

El partido se reanudo con el compromiso de que no volverían a agredir a los jugadores de “los amigos”, pero vano fueron las promesas por que igual los “convidaron” codazos, patadas, cabezazos, “lluquetazos[21]” y toda clase de golpes habidos y por haber; lo más indignante fue que el árbitro les cobró dos o tres penales que no existieron, todo con el propósito de que Chaupimonte se quedara con el premio.

 

Finalmente Chaupimonte se quedó con el lechón y Lucho que era otro “piconazo” y no le gustaba perder, no sabía como “sacarse el clavo”,  es así que yéndose a lavarse la cara en la quebrada que pasa por un costado del campo, y que a propósito era la que le servía de desagüe a la familia de don “mando” Mori (si no lo sabías Lucho, ahora ya lo sabes y a mi parecer eso conservó tu cutis terso y lo libro de las “shicras[22]” que ya daban cuenta de tu rostro), volvió con un pomo color miel que aún conservaba la etiqueta de un remedio para ganado vacuno, y que hábilmente Lucho había cerrado como si estaría nuevo, preguntó al Chory quien era ganadero en el grupo de chaupimontinos que reposaban al costado del campo, y éste último, apuntando con el dedo le señale a don “mando” Mori.

 

-       Señor “mando”, no “quiereste” comprar un remedio para su ganado –Dijo Lucho acercándose a don “mando” y mostrándole el frasco.

-        Hay cumpita este es justo lo que estaba necesitando para mi vaquita, ¿De donde lo hazte sacado? –Pregunto don “mando” interesado en comprarle el falso remedio

-       Mi papa tiene bastante y yo le “tirao” “estito”, si me “daste” veinte mil intis se lo vendo –Dijo Lucho.

-       Ya “ahorita” mismo le doy la plata –Repitió don “mando”.

 

Los chaupimontinos se habían acercado a mirar el remedio que Lucho estaba vendiendo y alguno de ellos decían también querer comprárselo, por lo que don mando sacó rápidamente dos billetes de diez mil intis de su bolsillo y se le acercó a Lucho quién sonreía de oreja a oreja; estando a punto de entregar los dos billetes cuando don “mando” retiró levemente la mano y preguntó.

 

-       ¿Pero como es la dosis, cuanto hay que darlo al “ganao”?

-       Facilito no mas don “mando”, usted le da una cucharadita por cada setenta arrobas –Contestó Lucho, mientras estiraba los brazos para recibir los billetes.

 

Todos los chaupimontinos que observaban a Lucho se miraron a los ojos y comenzaron a reírse a carcajadas, Lucho volteó la mirada hacia el Chory y dijo: ¿Qué?, tratando de entender a que se debía las risas.

 

-         “Tabaste[23]” tan bien cumpita hasta que la fregaste diciendo una cucharadita por cada 70 arrobas, no “sabeste” que cada arroba tiene 11 kilos y medio y nunca se ha visto un toro de 70 arrobas “so burro” –Dijo el Chory a Lucho quien recién comprendió las burlas

 

Si Lucho no hubiera dicho tal burrada, de seguro vendía su falso remedio, pero esa tarde estos amigos regresaron sin un sólo Inti en sus bolsillos, adoloridos y con más de un chichón en sus cuerpos; el Chory se quedó ya que su abuela se encontraba entre la muchedumbre y compadecida por que su nieto no había ganado ese picante de cuy, le ofreció preparárselo y además este “llipinsho” tenía una motocicleta con la cual más tarde regresaría a Mendoza.

 

Ya de regreso en Mendoza, cuando el Chory descansaba apacible en su cama, recuperándome de los golpes que había recibido en ese partido de fulbito, cerca de las 7 de la noche llegaron a su casa el maduro con el Lucho para pedirle cebollas, él preguntó para que era y le contestaron que estaban preparando un gallo “pacla[24]” en la casa de Lucho, y que por eso estaban pidiendo colaboración a todos los que habían jugado; esta respuesta confundió al Chory por lo que preguntó:

 

-       ¿Gallo pacla? ¿Y de donde lo sacaron si perdimos en el partido?

-        Mira cumpita usted “creeste” en Dios –Preguntó Lucho

-       Claro pue cumpa  -Contestó el Chory

-        Ya, “mireste” ve, Diosito es bien bueno porque mientras veníamos caminando a Mendoza, en la última casita de la carretera a la salida de Chaupi, se nos cruzó ese gallo y como estábamos recontra “asaos” y “piconazos”, lo correteamos hasta agarrarlo –Dijo Lucho

-       Si, y ese rato el  “shapingo[25]” se nos metió y nos hizo ver al gallito en una “cashque[26]” adornado con cebollita, zanahoria y lechuguita –Dijo el maduro

-        Además este gallo es chaupimontino y tiene que pagar por todos los chichones que nos han hecho sus paisanos, este “pacla” se está sacrificar para curar nuestras heridas –Agregó Lucho

 

Bueno el Chory, todo inocente, creyó en las palabras de sus amigos y se dirigió a la cocina de su casa a sacar un par de cebollas; estaba por salir con los tubérculos cuando fue interceptado por su madre.

 

-        ¿Qué haces metido en la cocina?, ¿Y qué estas sacando? –Preguntó la madre

-        Nada viejita, he venido a sacar un par de cebollas para hacer un experimento con mis amigos –Contestó el Chory

-        ¿Que experimento? –Preguntó la madre de éste

-        Nada, nada mamita linda, te acuerdas de esa hembrita que te conté de quién estaba “templao[27]”, ya pué me han dicho que si me sobo dos cebollas en mi cuerpo y me dejo ver por ella, me va a querer como si le hubiera “pusangueado” –Contestó el Chory

-        Anda “mentecato[28]”, “dejeste” de hablar sonseras y “digameste” la verdad –Increpó la madre

-       Por la “chumita[29]” mamita, tu sabes que estoy “templao” como panza de burro muerto –Dijo el Chory a su madre mientras llevaba el dedo pulgar hacía la boca para hacer la señal de juramento.

-        Ah ya, “tieneste” razón yo también he escuchado esa creencia, pero no es en el cuerpo sino en los ojos, a ver “sobestelo” en mi delante para que le haga caso esa “tiluma[30]” -Dijo la madre del Chory mientras colocaba sus brazos en la cintura esperando que este “mentecato” se frotara los  ojos con esos tubérculos.

 

La madre del Chory dejó que éste se frotara los ojos con las cebollas y sólo lo detuvo cuando éste no paraba de llorar por efecto de estos tubérculos.

 

-         Ya “vadulaque”, ahora si me “vaste” a contar la verdad –Preguntó la madre del Chory

-         Si mamita linda, “asu mare” arde que da miedo mi ojo, “echeleste” más agüita –Suplicaba el Chory frotándose frenéticamente los ojos

-        Ahora si le cuento la purita franqueza, lo que pasa es que yo y mis amigos  jugamos un partido en Chaupi y hemos ganado un gallo pacla y queremos prepararlo en la casa del Lucho –Contestó el Chory

-        “Vayaste a ver” estos sinvergüenzas, ese es el gallo que se le ha perdido en la tarde a mi cuma Luzdina, ese es su gallo con el que saca raza so “grajiento[31]”, que vergüenza que va a pensar si le digo que tu y tus amigos se lo han robado –Dijo la madre del Chory dejando ver su contrariedad.

-       No mamita, yo no he sido y a mi amigo Lucho lo ha regalado Diosito ese gallo, además mi tía Luzdina  tiene bastante y es bien tacaña prefiere que “la peste” lo mate a sus gallinas antes que comerlas –Contestó el Chory

-      Cuidadito “vayaste” a comer ni su pluma de ese gallo robado, sino “taita amito[32]” le va a castigar y se “vaste” a atorar –Contestó la madre del Chory.

 

Mientras esto ocurría, Lucho y maduro esperaban en la puerta de mi casa, el Chory salió luego con un par de cebollas que hábilmente había sustraído de la despensa de la cocina, y se los entregó a estos dos “vadulaques” indicándoles que no podía ir con ellos a disfrutar de ese suculento “gallo pacla colorao”.

 

Esta fue una de las muchas palomilladas que el Chory paso junto a sus entrañables amigos mendocinos, y de esta historia sólo recuerdo que la tía Luzdina llegó llorando a la casa del Chory por que se había perdido su gallo “pacla colorao” con el cual sacaba raza, y que este “shapingo” agachó la cabeza mientras su madre lo miraba disimuladamente, y a manera de consolar a doña Luzdina le dijo:

 

-        Cumita, seguro se lo ha llevado el huayhuashillo[33], o “derrepente” ha sido un grupo de huayhuashillos –Dijo la madre del Chory mirándole con un rostro desencajado por la vergüenza y la cólera que en ese momento sentía.

 

Por lo demás me queda decirlos que cuando me encontraba con alguno de estos amigos y recordábamos a manera de anécdota, algunos de los que participaron en el secuestro y sacrificio del animal pronunciaban aquellas sabias palabras: “El que no ha robado una gallina en su época de colegial para prepararse un suculento caldo o un sabroso escabeche que tire la primera piedra”

 

Nota: Un tributo por la amistad mendocina y por aquellos momentos de disfrute y gozo bajo el cielo azul del otrora apacible y mágico valle del guayabamba; una remembranza por aquellos amigos que hoy lejos de ese fructífero valle, triunfan en tierras extrañas llenas de desafíos y obstáculos. Para dos grandes amigos, Lucho y El Cholito que hoy han cambiado el hablar cantado del huayacho por el catalán o alguna otra lengua romance española.

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Tay.- Es una expresión despectiva, algo así como cochino

[2] Quina.- Se refería a 500 Intis lo que hoy equivale a 50 céntimos de Nuevo Sol.

[3] Ashito.- Relativo al tamaño o cantidad y era pronunciado por los huayachos cuando se referían a pequeño o poco

[4] Moshvico.- Diminutivo del nombre Moisés Víctor

[5] Guita.- Dinero

[6] Hableste.- Hable usted

[7] Jicra.- Especie de bolso tejido a base de rafia o soguilla hecha de la penca del maguey

[8] Shicracho.- Viejo, con arrugas en el rostro

[9] Chevere.- Bonito, hermoso

[10] Bolsudo.- Opa, Gafo, Sonso

[11] Chuma.- Cabeza

[12] Sipo.- Trasero, posadera, poto

[13] Llipinshos.- Palomillas (creo), sino preguntele a la miss Amelia, ella sabrá explicarles lo que significa

[14] Vendraste.- Vendra usted

[15] Sursique.- Persona delgada, desnalgado.

[16] Vadulaques.- Que para en la calle, vago

[17] Piconazo.- Picón, que no le gusta perder

[18] Shaquea.- Quiebra, astillar

[19] Mavalges.- inutiles

[20] Roshas.- Afeminados, “rosquete”

[21] Lluquetazos.- Izquierdazos

[22] Shicras.- Arrugas

[23] Tabaste.- Estabas

[24] Pacla.- Gallo o gallina grande

[25] Shapingo.- Demonio

[26] Cashque.- Olla de barro

[27] Templao.- Enamorado

[28] Mentecato.- Mentiroso

[29] Chumita.- Era la manera de jurar de la juventud mendocina

[30] Tiluma.- Lantosa

[31] Grajiento.- Igual a sinvergüenza

[32] Tayta amito.- Dios

[33] Huayhuashillo.- Especie de comadreja que se alimenta de las aves de corral

 

 

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