EL COMPADRAZGO: HISTORIA DE UNA TRADICIONAL COSTUMBRE HUAYACHA
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Vista frontal de la torre de control del aeropuerto de Mendoza
El compadrazgo es una de las tantas tradicionales costumbres del valle de Huayabamba, que consistía en el compromiso entre dos vecinos o paisanos, amigos o hermanos, para asistirse solidaria y mancomunadamente en lo personal o familiar; este compromiso era como un nivel más al grado de amistad logrado entre los candidatos a compadres. Es por este motivo que es común escuchar decir en el valle “cumpa Shego”, “cumpa Filucho”, “cumpa Calín”, “cumpa Alfredo” y le digo de esta manera por que normalmente a la palabra cumpa le seguía el diminutivo del nombre de la persona.
Las formas que empleaban antiguamente los huayachos para comprometerse en relación de compadrazgo eran dos: la primera de manera informal a través de la palabra, es decir se realizaba un compromiso de palabra para ser “cumpas” sin que medie ningún ceremonial; y la otra manera formal a través de una ceremonia que consistía en la entrega de una “hua hua” hecha de harina de yuca, trigo o maíz, o apadrinando a uno de los hijos de cualquiera de los candidatos, en la ceremonia del “lanta cuche”, echada del agua de socorro, sacramento del bautizo, primera comunión o confirmación.
La primera de las formas (de palabra) era una manera de exteriorizar el grado de amistad y simpatía por la persona a quien se ofrecía nuestra intención de hacerle nuestro “cumpa” o “cuma”; usualmente se realizaba entre personas pertenecientes a un mismo centro educativo, con personas ligeramente mayores a los solicitantes, en épocas de fiestas patronales, en las faenas, entre vecinos o con personas de otros caseríos o distritos y hasta entre personas de diferentes sexos.
El hacer compadre a una persona ligeramente mayor que uno, pretendía tener un mentor o protector quien nos defienda de los “abusivos” que nunca faltaban en los centros educativos o en las fiestas de la vecindad; para esto el que solicitaría el compromiso de compadrazgo, que usualmente era menor en edad que el otro, primeramente se ganaba la amistad, simpatía y confianza del futuro “cumpita”; una vez ganado su confianza y estando seguro que la otra persona aceptaría, éste le proponía ser “cumpas”. La señal de haber aceptado la proposición era un apretón de manos seguido por un fuerte abrazo y de esta manera quedaba establecida la relación de compadres, más conocida como “cumpas”, y cuyo trato se prolongaría por los años hasta la muerte de uno de ellos. Era tan fuerte este lazo logrado entre “cumpas” que me atrevo a decir que aún más allá de la muerte, cuando éstos se encuentren en el edén prometido, continuarán siendo “cumpitas”.
Recuerdo mucho a los “cumpas” y “cumas” de mi padre y era tan fuerte esta relación que más que amistad se aproximaba a la familiaridad; entre estos “cumpas” y “cumas” se encontraban los hermanos y hermanas de él; y me tomo la libertad de contarles que la relación que llevo con mi progenitor es tan fuerte que este patriarca no dudó en nombrarme cariñosamente, cual envestidura de un Sir ingles, su “cumpita” y de cuya frase me siento orgulloso.
Para las modalidades de la segunda forma, en lo que al compadrazgo con “hua hua” se refiere, los huayachos primeramente seleccionaban al futuro “cumpa”, elaboraban una “hua hua” de harina de yuca, maíz o trigo; si la persona elegida en este caso era una “Cuma”, la forma que se preparaba la “hua hua” era una muñeca; si contrariamente la persona era un “cumpa” la forma era un toro. Una vez que se tenía la “hua hua” toro o muñeca según sea el caso, se buscaba una persona de confianza para que sea el mensajero y lleve la ofrenda, en este caso la “hua hua”, al elegido o elegida.
Una vez recibido la “hua hua” por el futuro “cumpa” o “cuma”; o bien el que enviaba la ofrenda solicitando el compadrazgo o el que lo recibía, organizaba una ceremonia formal que no era otra cosa que la celebración de una fiesta con participación de los familiares y vecinos, y en donde se bautizaría a la “hua hua”. Para esto entre ambos candidatos a “cumpas” o “cumas” fijaban la fecha y buscaban la “banda de músicos” que amenizará esta fiesta ceremonial; así como a un vecino que usualmente se encargaba de celebrar este compromiso y hacía las veces de sacerdote para el bautizo de la “hua hua”.
Era costumbre vestir a la “hua hua” con ropas preparadas para la ocasión y que le amolden a la forma de ésta.
El vecino que hacía las veces de sacerdote, se encargaba de buscar a otra persona para que haga las veces de sacristán; pero con la salvedad que en estos menesteres, ambas personas, el seudo sacerdote y su sacristán, tenían que tener fama de graciosos, alegres y sobre todo que hagan reír a la concurrencia.
La ceremonia de bautizo de la “hua hua” se realizaba a la media noche, para esto el seudo cura y sacristán se conseguían sabanas blancas y fungían de sacerdote y acolito; buscaban un nombre gracioso para la “hua hua”; invitan a los futuros “cumpas” a salir al medio del “salón” y dan inicio a la ceremonia. El imitador de sacerdote parte la “hua hua”, se come la cabeza y las piernas la entrega a su sacristán para que se las coma, si prueban que está agradable terminan de comérselo entre los dos y sólo entregan las ropas que viste la “hua hua” a los compadres. Luego de esta emotiva y jocosa ceremonia, la fiesta continuaba hasta los primeros rayos de sol e incluso se prolongaba hasta bien entrada la mañana.
Para el bautizo, “lanta cuche”, primera comunión o confirmación de los hijos; los padres del niño o niña a apadrinar escogían entre los posibles candidatos apadrino de entre las personas del vecindario o de otro caserío o distrito; la elección recaía usualmente en un vecino o familiar de notable personalidad y que sea reconocida socialmente por sus dotes o virtudes, o por su opulencia económica; muchas de las veces, dependiendo de que si el infante podía elegir, dejaban que fuera él quien eligiera a su padrino. Para el “lanta cuche” se escogía normalmente a una persona que cuente con la suficiente capacidad económica para cumplir cabalmente con el pago de la “banda de músicos”, la comida y el “trago” que implicaba la ceremonia.
A manera de dar a entender como se realizaban los compadrazgos, he tratado de transcribir una historia narrada por mi padre y que con profunda satisfacción transmito a ustedes queridos paisanos y amigos.
Marcos, un huayacho hidalgo y de nobles sentimientos, quien era respetable en el vecindario por sus paisanos, era muy amigo de don “Mosha”, un vecino del caserío donde vivía el primero de ellos, y dada la amistad sincera fortalecida a lo largo de los años desde que eran infantes, ha decidido hacerle su “cumpa”, para ello a escogido a su “cumpa” “Nando” para que sea el mensajero y quien lleve la “hua hua”, esta petición entre estos dos mozalbetes mendocinos concerniente a la mensajería, sucedió una noche tibia de luna llena, mientras departían a la luz de las luciérnagas y el cantar de las chicharras, los grillos y la lechuza, que de rato en rato rompía el silencio de la noche.
Marcos salió de su casa, alumbrado por la luz de la luna, porsiacaso portaba su linterna Eveready, mientras que del hombro derecho colgaba su fiel acompañante de aquellas noches mendocinas, su radio marca “Internacional” con estuche de cuero; se dirigió con dirección a la casa de su “cumpa” “Nando”, abrió la “tranca” de tres palos y siguió su camino acompañado por la tonada de un “San juanito” ecuatoriano, preámbulo de las risas y anécdotas que esa noche departiría con su “cumpa” “Nando”. Las chicharras, grillos y demás bichos nocturnos, hacían coro mientras sonaba la música y contribuían a dar ese matiz que las noches mendocinas adquieren en noches de luna llena.
La casa del “cumpa” “Nando” no estaba tan distante por lo que luego de unos minutos llega nuestro amigo Marcos y se apresta a llamar a su buen “cumpa”.
· Fifififuiiiiiiiiiiiii –Se deja escuchar el silbido de Marcos llamando a su cumpa Nando, alertando a “tishnao” y a la “jardinera” quienes ladrando salen a darle el encuentro.
· Fifififuiiiiiiiiiiiii –Contestaba “Nando” al reconocer el silbido de su “cumpa” Marco.
· Quieto “quishques” “quichacientos” ¿Ya no me reconocen? –Decía marcos calmando a los dos perros que habían salido a su encuentro; mientras éstos al verlo y reconocerlo movían frenéticamente la cola y daban saltos tratando de alcanzarlo como si pretenderían besar su rostro varonil, producto de las faenas diarias en la chacra.
· ¿“Quepes haceste cumpita” por acá? –Preguntó “Nando”
· Aquí como “veste” pues “cumpita” viniendo a “mentecatear” un “rratito” –Contestaba Marcos
Así los “cumpas” se instalaron en la “tranca” que daba ingreso al patio de la casa de “Nando”, Marco sentado sobre el palo superior, giraba el dial de su radio buscando una emisora que transmita alguna música de moda, mientras Nando espantaba los zancudos que habían comenzado a “zumbar” cerca de su oído.
· Ahí, ahí, “Ahíshito” “déjestelo “ “cumpita” esa “dianita” está “bacán”, me hace recordar a mi “cholita” “lenchito” –Decía “Nando” mientras se abalanzaba a agarrar la mano de Marco que giraba el dial, pretendiendo impedir que cambie de emisora.
· Ya, ya, “cumpita” no se moleste si no su cara se va poner “shicracha”, mejor vamos hablar para lo que he venido, quiero que me “apoyeste” con llevarle la “hua hua” al “Mosha” para que sea mi “cumpa” igual que usted –Decía Marcos pidiéndole a “Nando” para que sea el mensajero quien lleve la petición de compromiso a su vecino “Mosha”.
· Hay cumpita ya “quereste” que le “alcahuetee” con el “Mosha”, esta bien “cumpita” pero eso lo va a costar ah, en compensación usted va tener que ser mi “alcahuete” y llevarle unos “recaditos” a mi “lenchito” –Contestaba “Nando” ante la petición de Marco
· Ya “cumpìta”, “choqueleste” con la “lluqueta” –Decía Marco pidiéndole a Nando chocar los puños de la mano izquierda en señal de compromiso de honor.
De esta manera Marco expuso su intención de comprometerle a su “cumpa” “Nando” para que sea el mensajero, mientras iban conversando y escuchando unos huaynos carnavalescos de Cajamarca, disfrutaban de un cigarro hecho con las hojas de tabaco que Marco había cosechado de la planta de tras de la cocina de sus padres, además de esta manera espantaban a los zancudos; el humo de aquel cigarrillo se perdía a la luz de la luna, los “ninacuros” revoloteaban cerca del cigarrillo cada vez que estos “simplones” aspiraban el mismo.
Transcurrido unos días y hecha la “hua hua”, esta vez fue en forma de toro debido a que era un “cumpa” el que se pretendía tener, escogido el día, “Nando” se fue en busca de “Mosha”.
· “Cumpita” “Mosha” he venido “mandao” por mi “cumpa” Marcos para ofrecerle esta “hua hua” y a pedirle que “seaste” su compadre –Decía Nando mientras estiraba la mano para entregar la “hua hua”
· Gracias “cumpita”, este toro se parece a mi “bermejo”, esto hay que celebrar, me “esperaste” un “rratito” para sacar un “huashpaicito” que tengo “guarrdao” en mi “altillo” –Decía “Mosha” en señal que había aceptado y pidiéndole a “Nando” que le espere para que brinde una copa de aguardiente en gratificación por haber sido el mensajero.
· Salud cumpita –Decía “Mosha” quien había regresado y se había servido un “copetón” de aguardiente en su “pate” especialmente preparado para libar ese elixir de la vida llamado “huashpay”.
Luego de brindar dos o tres copas “Nando” se despidió y salió con dirección a la casa de su “cumpa” Marcos; mientras recorría el trayecto, cogió una naranja “negrita” de una planta que se ubicaba al borde del camino, arrancó dos hojas tiernas y los puso en el bolsillo de su camisa, partió la naranja en cuatro pedazos y uno a uno fue engullendo aquella dulce fruta; luego de terminar a saborear la naranja, llevó la mano al bolsillo de la camisa y agarrando una de las dos hojas que había depositado allí, se la llevó a la boca para colocarla delicadamente entre los labios, comenzó a soplar suavemente y dejo fluir una tonada cual profesional del saxofón, la canción elegida era una de esas músicas de moda del “Jilguero del Huascarán”; apenas llegó a la “tranca” que daba ingreso al patio de la casa de su “cumpa” Marcos, retiró la hoja de los labios y silbó:
· Fifififuiiiiiiiiiiiii
Marcos que había escuchado el silbido se asomó a la tranca y luego de saludarle cordialmente recibió la noticia de que su petición había sido aceptada y que pronto tendría un “cumpa” nuevo.
Una vez reunidos los candidatos a “cumpas” (Marcos y “Mosha”) acordaron la fecha, la “banda de músicos” que amenizaría, los invitados y se repartieron los gastos que ese “fiestón” representaba.
El local elegido era una de las salas de un vecino, en virtud a que por ser la más grande del vecindario, era normalmente utilizada como salón de fiestas. Esa noche dos lámparas “Petromax” a kerosén colgaban del balcón del local para alumbrar la llegada de los asistentes, don “Alsha” llegó con una lámpara más y la colocó dentro del salón de baile, con esta sumaban cuatro.
Los invitados iban llegando en grupos de tres, cuatro o más personas, esto debido a que los vecinos que vivían por un determinado sector pactaban para acompañarse y llegar juntos a la fiesta; esa noche las luciérnagas empalidecieron y es que los caminos que conducían a la casa de don “Mando”, lugar donde se celebraría la fiesta, de rato en rato se veían iluminados por la luz de las linternas que alumbraba los pasos de algún “fiestero” que se dirigía a la fiesta; a lo lejos se escuchaban los silbidos, el bullicio y las carcajadas que hacían los grupos de asistentes mientras apresuraban el paso para llegar a la fiesta.
En el corredor de la casa, donde siempre permanecían tendidos dos troncos grandes de morocho, trabajados para darle una forma casi cuadrada y que hacían las veces de “bancos”, los asistentes conforme iban llegando se habían sentado para esperar al inicio de la fiesta; ahí se veía a “lenchito”, Eutimia, charito, Rosa, Tula, Dorila y demás buenamozas que habían hecho grupo y departían anécdotas o trataban de sobresalir entre las demás, luciendo sus vestimentas compradas para la ocasión. Más allá se ubicaba Calín, Pedro, Shego, Isha, “Jesho” entre otros mozalbetes que entre chisme y chisme miraban atentamente los movimientos de las damiselas ubicadas en el “banco”.
Los futuros compadres se encontraban presente desde temprano para recibir a los invitados, además ellos eran los anfitriones y tenían que estar primero que nadie, viendo que todo salga bien como lo habían planeado.
· Cumpita no viene la “banda” creo que ya nos han fallado, ya van a ser las 8:00 de la noche –Decía don Marcos a su futuro “cumpa” “Mosha”
· No “digaste” eso “cumpita”, Dios no lo quiera si no nos friegan el “fiestón” –Contestaba “mosha” dejando ver la preocupación en su rostro.
Apenas había terminado de hablar “Mosha” cuando la banda de músicos “los muelones de cucho” hizo su aparición por la “tranca” del patio de don “Mando”, tocando una “diana” que acostumbraban tocar en señal de victoria (especialmente en los reñidos partidos de futbol inter distritos y/o caseríos), un grito de alegría invadió el patio de la casa acompañado por tres ¡Hi Hip! ¡Ra! Y al son de los aplausos de los asistentes los músicos fueron entrando al salón sin dejar de tocar aquella tonada contagiante y se ubicaron en la parte delantera de la sala.
Una vez que ingresaron todos los asistentes, la banda de músicos que dejaba escuchar melodías de moda y que pareciera fueran mágicas ya que apenas uno las escuchaba, solito los pies comenzaban a bailar y uno se contagiaba de la alegría de la gente.
· Cumpita “recuerdaste” que yo le he echo el favor de ser su mensajero y usted “haste” “chocao” conmigo para que me “hagaste el bajo” con la “lenchito”, “ahorita” es el momento, “vayaste” y “alabemeste”, “digastele” cosas bonitas de mí –Decía “Nando” a Marcos, haciéndole recordar aquel compromiso pactado días antes y pidiéndole que le converse a “Lenchito” sobre su persona para convencerle de que era un “buen partido”.
· Hay cumpita ya me “haste” visto con cara de alcahuete, pero que vamos a hacer pue he “chocao” con usted y palabra es palabra –Contestaba Marco en señal de que cumpliría con su promesa.
En eso hizo su aparición el “Ega” y habiéndose enterado del acuerdo de estos dos huayachos, y de las intenciones de “Nando” comenzó a dar ciertos consejos amatorios y de cómo conquistar a una buenamosa huayachita; por su parte Marcos al escuchar los consejos de “Ega” sonriendo burlonamente y sacando pecho dijo.
· Tay estos “muchillos” inútiles no saben “choliar”, yo los voy a enseñar como se “gilea”
Se acercó sigilosamente hasta donde estaba una hermosa huayachita de nombre Enith y tocó ligeramente el hombro derecho de esta moza, salio presuroso de la escena y casi corriendo se acercó donde sus dos amigos que lo esperaban y miraban fijamente de cómo el autodenominado “maestro” de las artes amatorias Marco, enamoraría a esta buenamoza mendocina, como pretendiendo aprender las técnicas de conquista que según el dominaba.
· Ya vieron, así se “gilea” “dañaos” –Dijo Marcos a sus amigos, mientras sacando pecho se arreglaba el cabello que se había despeinado por salir casi corriendo después de haber tocado a Enith.
Como podrán apreciar queridos lectores, como era la ingenuidad de nuestros paisanos que el sólo hecho de tocar a una damisela, era suficiente para decir que era su “costilla” o que el corazón de esta agraciada huayacha “zapatearía” por aquel “machito” que oso tocarla.
De mi parte creo que este “bolsudo” “carayashca” de Marcos, mal imitador de un don Juan de acequia, quien pretendía ser un maestro en el “gileo” y según el mismo decía ser el terror de todas las “hembritas” de Mendoza; no hacía otra cosa que sonsear y confundir más de lo que estaban a sus dos amigos; además es sabido que era uno de los que paraba escondido en los cafetales contiguos a las casas de las huayachas de las cuales se había “templao”, sin importarle que los zancudos hicieran un banquete de él y que las hormigas “negras” le piquen dejándole más de una “mota” en su cuerpo. Por lo demás, cualquier parecido con la realidad es purita coincidencia (servido amigo “chancho”, tu sabes a lo que me refiero)
Así transcurrió el baile hasta que las agujas del reloj marcaban casi media noche, nadie sabía aún, a excepción de los nuevos cumpas, quienes habían sido solicitados para hacer las veces de cura y sacristán; “el gasparín” (singular sobrenombre con el que se le conocía a uno de los vecinos y asistentes de la fiesta) y don “Vico” se habían escurrido de la fiesta sin que nadie se percate.
De pronto la banda de músicos dejo de tocar las melodías del momento y comenzó a tocar un tema característico con el cual se acompañaba al patroncito “San Nicolás” y a la virgencita “mama Naty”, haciendo su aparición por la puerta del salón “gasparín” y “Vico”, ataviados con una sábana blanca que les cubría desde la cabeza y que simulaba las vestimentas de un sacerdote, provocando las risas y burlas de la muchedumbre.
· Reciban la bendiciones queridos hermanos –Decía “gasparín” con esa voz aguardentosa producto de las más de dos botellas de “champán de guardia” que había tomado en lo que va de la noche, mientras metía la mano en una “patecito” con aguardiente y sacándolo lo sacudía entre los presentes, imitando cuando el “cura” riega agua bendita dando la bendición a los feligreses en una misa.
· Ay “cumita” “Paty”, esa sabana me parece conocida, yo tengo una igualita –Decía doña Estela señalando a la sabana que cubría a “gasparín”
· “Cumila linda”, “a verr” “vaiste” a “echaler de menos” si no es de usted, yo le visto al “gasparín” subir a su “alto” y entrar a su dormitorio creo –Contestaba Paty
“Gasparín” era un tipo picaro, gracioso y osado, y en un descuido de don Mando y doña Estela, mientras éstos disfrutaban de las alegres tonadas de la fiesta, había subido al dormitorio de la pareja de esposos y cogió la sábana que cubría la cama matrimonial, se la puso sobre su cabeza y bajo a la fiesta a dirigir la ceremonia de bautizo de la “hua hua”; doña Estela que había constatado que efectivamente era su sabana, no le quedaba otra que hacerse de la vista gorda, total la celebración no podía verse opacada por aquella palomillada, además “gasparín” venía a ser compadre de ella y su esposo, por lo que no había por que desconfiar de este osado parlanchín.
· Salgan del “shunto” y acercaus hermanos mios al centro del salón -Dijo “gasparin” con voz entre aguardentosa y ceremonial, tratando de imitar el acento español con el cual hablaba el cura del pueblo.
· Amén –Contestaba su seudo sacristan “Vico”, colocandose las manos juntas a la altura del pecho e inclinando la cabeza ligermanete en señal de devoción.
· Traiganme la “huahuita” para bendecirlo -Proseguía “gasparín”
· Amén –Volvía a contestar en que fungía de sacristan “Vico”
· Yo te bautizo en nombre de “taitito Dios”, de los “bolsudos”, de los “roshas” y de todas las “tilumas” aca reunidos...En el nombre del Pedro, del “rigo” y del santicimo espanto –Decía “gasparín” haciendo la señal de la cruz pretendiendole darle ese matiz gracioso caracteristico de estas celebraciones.
· Amén –Seguía “Vico”
· Chao “cumpita” no “sabeste” decir otra cosa que amén, mejor “quedeste” “callao”, me “estaste” malogrando mi misa –Decía “gasparín” a su seudo sacristan “Vico”
· Ahora a repartirse la “huahuita” –Continuaba con la ceremonia el “gasparín”
· Yo como cura me toca su “copete” y la “cunga” de este buey “barroso”, para mi cumpa “Vico” sacristan de “purita cepa” venido “recientito” de Roma y enviado por el “papá santo”, le doy las patas con todo y “casco” –Proseguía el seudo cura “gasparín”
· Y para mi “quepes” me vas a dar padrecito –Preguntaba Marco al supuesto cura
· Usted “cumpita” vas a tener que hacer otra “hua hua” por que esta como para “llushpirse” los dedos y no pienso dejarlo ni un “pitcito” –Contestaba “Gasparín” haciendo saber a Marco que por estar rico la “hua hua” no le dejaría nada.
· Ya quedense con la “rropita” de la “hua hua” y dense la mano y abrasence –Ordeno el supuesto sacerdote
Y levantando la mano tal como lo hacen los sacerdotes católicos para dar la bendición, comenzó a hacer la señal de la cruz a brazo medio extendido, dirigiendolo hacia los recientemente bautizados como compadres, mientras dejaba escuchar esta ceremonial frase:
· Yo les declaro marido y mujer hasta que la muerte los separe –Profirió “gasparín” confundido por el estado de embriaguez en el que se encontraba.
La muchedumbre apenas “gasparín” termino de decir esta última frase, dejó escapar una descomunal carcajada que se prolongó por espacio de varios minutos, y es que “gasparin” no lo había hecho intencionalmente sino que fue producto de su embriaguez.
· Ay diosito lindo “queps” has dicho “cumpita” “gasparín”, ya nos casó este “condenao”, “cumpita” “Mosha” –Decía Marco a su recientemene bautizado compadre, por la burrada que acababa de hacer el “gasparín”
· Chao “caracho”, creo que ya la “fregue”, yo pense que era un casamiento –Decía el “gasparín” volviendo un poco a la lucides, producto de las carcajadas burlonas de los presentes.
· Buena cumpita “gasparin” “acabaste” de casarles a ese par de “roshas”, “echeleste” un “huashpaicito” más para que “agarreste” valor y se le paseste el susto por “fregarla” –Decía alguno de los presentes, acercando un “patecito” con aguardiente al “gasparin”
Terminada la ceremonia, la banda de músicos comenzó a entonar aquella diana caracteristica que entonaban en señal de victoria y con la cual había hecho su aparición en la fiesta, con esta tonada celebraban el compadrazgo nacido entre esos dos amigos de anataño.
Recuperada la calma, los presentes continuaron bailando hasta el amanecer al compas de la banda “los muelones de cucho”; mientras el “gasparín” quien había bebido el afrodisiaco “huashpaicito” hasta quedar totalmente borracho, dormía pácidamente en el corredor trasero de la casa, “arrimadito” a la chancha “polanchina” de don “Mando” que también dormía en ese sitio; y así chancho y “burro” (por la burrada que había hecho), estos dos “animalitos de Dios” se acurucaban para mantenerse calientitos, bajo ese cielo azul lleno de estrellas que solía verse en noches de luna llena en nuestro querido valle.
TERMINOLOGÍA
Aishito.- Ahicito, cerca
Altillo.- Granero
Alsha.- Diminutivo de Alcibiades
Arrimadito.- Juntitos
Aste.- Hacerte
Bolsudo.- Persona que viste ropas holgadas, aquel que le queda grande la vestimenta que lleva puesta
Calín.- Diminutivo de Carlos
Carayashca.- Cara sucia, desvergonzado
Casco.- Pezuña de los animales
Chocao.- Chocado
Choliar.- Enamorar
Choqueleste.- Coloque usted
Copete.- Parte alta de la cabeza
Copetón.- Copa grande
Cunga.- Cuello
Cumpa, Cuma.- Compadre, comadre
Dejestelo.- Dejelo
Dianita.- Música entonada en señal de victoria, especialmente cuando se enfrentaban los equipos de futbol y uno de ellos metía un gol.
Ega.- Diminutivo de Edgar
Espereste.- Espere usted
Gilea, giliar.- Enamorar
Hua Hua.- Pan en forma de toro o muñeca, hecha de harina de yuca, maíz o trigo
Huashpay, huashpaycito.- Aguardiente de caña
Lantacuche.- Corte de pelo
Lenchito.- Diminutivo de Leonor
Lluqueta.- Izquierda
Llushpirse.- Lamerse
Mando.- Diminutivo de Anaximandro
Mosha.- Diminutivo de Moisés
Muchillos.- Muchachos chicos
Nando.- Diminutivo de Fernando
Ninacuros.- Luciernagas
Papa santo.- Termino con el cual los huayachos se dirigen al máximo representante de la iglesia católica, el Papa
Pate.- Especie de calabaza que utilizan los huayachos a manera de pocillo, para servirse liquidos (cafe, limonada, aguardiente)
Quepes.- Qué pues
Quishques.- Cachorros, perros
Quichaciento, quicha.- Diarrea
Recuerdaste.- Recuerde usted
Rigo.- Diminutivo de Rigoberto
Rosha.- Maricón
Seaste.- Sea usted
Shego.- Diminutivo de Segundo
Shunto.- Arto, bastante
Taita Dios.- Padre Dios
Tay.- Término utilizado por los huayachos y que denota asco, menosprecio
Templao.- Enamorado
Tilumas.- Mujer de pelo grande y desordenado
Tishnao.- Negro, sucio, ollin que se forma en las ollas por efecto del humo
Tranca.- Acceso a un patio o una chacra, a manera de bloqueo para evitar que salgan o entren el ganado o caballo, y que se hacía a base de tres o cuatro palos los cuales descansaban tendidos equidistantes entre si, entre dos “pretiles” (listones) ubicados a ambos extremos de los palos.
Vico.- Diminutivo de Victor
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Matilde Fernandez -