COMO SE CELEBRABA EL ANIVERSARIO DEL COLEGIO
Alumnos del colegio Toribio Rodriguez de Mendoza ejecutando la tradicional danza de la carachupa
Se acerca el 21 de abril, fecha de aniversario de nuestro querido colegio Toribio Rodríguez de Mendoza y el pueblo mendocino se apresta a celebrarlo.
Para esto se han conformado comisiones desde el 1er. hasta el 5to. Grado de secundaria. El “huarapo” tiene que ser hecho por un “callejonino” ya que ellos tienen el toquecito del sabor; las “cajetas” de dulce y los “confites” tienen que ser de Cucho o Puquio; el aguardiente de Limabamba porque ese “ponchea que da miedo”; y la banda que amenizará la fiesta tiene que ser de Santa Rosa para que toque una buena retreta, o sino el “gringo agucho” con su inimitable acordeón.
Los alumnos han confeccionado sus vistosos “faroles” para el paseo de antorchas que antecede “al fiestón”, algunos imitaron un “bufalo buchon” (avión), otros un barco, otros un “quinte” y así se han preparado para lucirse durante su recorrido por las calles y la plaza.
Como decía mi abuelita, este muchacho es un “shapingo” celebrando alguna palomillada que este humilde servidor cometía durante su adolescencia. Bueno esta vez no era un “shapingo” sino varios de ellos, pues algunos alumnos del 5to. Año “A”, se habían puesto de acuerdo para construir juntos sus faroles con la peculiaridad de fabricarlo de cañabrava, cuidando en ponerlo una punta disimulada para tener un arma certera y una vez en la plaza tener con que boicotear y atacar los faroles más “chumitas” (bonitos) que generalmente pertenecían a aquellos alumnos que les gustaba la pulcritud, ir al colegio con el uniforme bien planchaditos y peinados de tal manera que parecían “lamidos por la baca”, en otras palabras unos nerds.
Retomando el asunto de las comisiones, al 5to. Año le tocó preparar las letras hechas a base de tarros de leche vacíos, aserrín y petróleo, los cuales serían ubicados en algún cerro cercano y que en la noche, al ser encendidos, se leería “Feliz Día T.R.M.”. Bueno para esto estaban al mando del profesor de Educación Física “pocho”, fiel pupilo del incansable profe Gilberto Collazos, quien cual rudo militar se limita a dar ordenes ¡Chávez, levante ese costal de aserrín!, ¡Calderón, las latas!, etc.,etc.
Los alumnos del 5to. Año, se han equipado con su puñal “envainado”, su “lloque”, su buen “llanque” marca “BF Goodrich”, y uno que otro vivaz lleva una botella con agua a manera de cantinflora; el sitio elegido para colocar las letras es el cerro de Leiva, exactamente al costado del “corazón” (precipitación de un área del cerro, que visto desde Mendoza asemeja a la forma de un corazón).
Son las 7:45 am. del día 21 de abril, los alumnos se encuentran formados en el patio interior del actual Colegio T.R.M.; el indomable equipo de alumnos del 5to. Año (fue uno de los grados más palomillas en el buen sentido de la palabra) se encuentran formados y mostrando su indumentaria de “chamba”; los alumnos de años inferiores miran con admiración ya que era un honor y un privilegio realizar esta faena (confeccionar la frase) y siempre estaba a cargo del último año. Bueno esta por demás decir que dentro de este grupo heterogéneo habían alumnos “chancones”, buenos, palomillas, “burros”, y estaban aquellos que repetían y repetían de año y que ya habían acompañado a más de cinco promociones (buena “shinshe”, “cholo”, etc.) y que para pasar de 4t0. a 5yo. año tuvieron que romper la pared.
8:00 am. en punto, el pelotón de 5to. Año se alista a salir a su misión, lo encabeza su sargento “pocho”, sólo faltaba los cánticos militares para que se complete el asunto.
- Formen dos filas; dice el profe pocho
- Rápido, rápido, no tengo todo el día; replica
- Oye “solín”, éste cree que somos cachaquitos; se escucha un murmullo
- ¡Qué murmura Calderón!, hágase 20 planchas
- Pucha ahora si me cagó.
- Uno, dos, tres, cuatro……veinte
Con la disciplina retomada, el grupo empieza su marcha el objetivo, escalar el cerro Leiva en busca del lugar adecuado, menos mal que un alumno (no recuerdo exactamente quien), según lo que dijo, ya hablo con su abuelito quien es dueño del terreno donde se realizará las inscripciones, previa “huahuachada” (desierva) de los arbustos es por eso que llevabamos puñales, gorra y demás provisiones. La Sección de 5to. año “A” estaba conformado en su mayoría por jóvenes del mismo San Nicolas y como buenos citadinos, muchos de ellos no sabían ni afilar un puñal y ya se imaginarán de las “ampollas” que les sacaron trabajar con un puñal “mocho”.
Luego de aproximadamente 30 a 40 minutos llegamos al lugar elegido, encima del cerro Leiva, desde donde se apreciaba una vista maravillosa del centro de la ciudad y del inmenso valle del Huayabamba.
- Bien muchachos comencemos; dice el profe pocho, quien se había puesto “chaposo” por la fatiga y el calor.
- No pe profe, hay que descansar un “rratito”
- ¡no!,¡no! y ¡no!, formen en fila india “diuna vez”
- Oye, lucho que quiso decir el profe
- Fila india pe “burro”, ponte a mi “lluqueta” (izquierda) y que el calín se ponga a tu “lluqueta”.
Así empieza el “chaleo” y la inexperiencia de muchos en estos oficios se deja sentir, el sol esta casi llegando a “mitad del cielo” y la poco agua que llevaron algunos ya se terminó, se ve la cara de sedientos de estos soldados toribianos y ni que decir del recio profesor quien se ha puesto “colorao” del calor; la única solución comisionar a dos exploradores en busca del liquido elemento.
- Chavez Montoya y Grandez, vengan aca – dice el profesor
- Si profe - contestan
- Vayan a buscar agua, la gente tiene sed – agrega
- Pucha profe, que vayan otros pe, estamos “cansaos”
- ¡Oigan, les estoy mandando a ustedes!, o se van o les pongo 05 por no colaborar! – prosigue el profesor
- Otro 05 y mi papa me mata, mejor vamos no más “chori” – dice Chavez
Y de esta manera los dos expedicionarios a regañadientes marchan cuesta arriba a buscar agua; fíjense como serán de “vagos” estos dos “simplones” que ni siquiera saben que el agua corre hacia las faldas del cerro y no sube cuesta arriba; pero allá van ellos.
Luego de haber caminado como media hora y no haber encontrado agua, se aprestan a regresar derrotados. De pronto Grandez se acuerda haber visto una película tipo “Rambo”, en donde se apreciaba la manera de buscar agua.
- Oye lucho, yo me acuerdo haber visto una película y decían que en la “encañada” hay agua – dice Grandez
- No jodas “chory” vamos a volver, aunque el profe me ponga 05 – responde lucho
- No, vamos a ver. Si no se halla agua se regresa, además mira la encañada esta “aquishito” – agrega Grandez
- Te apuesto a que no hay agua – prosigue lucho
- Ya, “chocala” – acepta Grandez
Luego de convencer a lucho para marchar hacia la encañada, emprenden la marcha rumbo hacia ella; se adentran un poco y escuchan como si corriera un pequeño torrente de agua; continúan su trayecto apresurados y ¡bingo!, encontraron agua en un “posito”. Grandez en el afán de llenar las “cantinfloras” se apresura hacia el pozo cuando escucha un descomunal ¡Chori no! ¡No te muevas!, ¡Hay una jergón encima del pozo!, de un salto casi felino retrocedió y como estaba completamente desarmado pide a lucho, quien estaba “posheco” del susto, que le alcance un palo.
- Pásame un palo – dice Grandez a Lucho quien se encontraba a 20 m. de distancia aproximadamente (en otras palabras había corrido el “rosha”)
- No, mejor corre y vente “paraca”
- ¡Nunca!, los “chamberos” tienen sed y si no llevamos agua el “pocho” nos jode con el 05 – dice Grandez
- Dile San Jorge, Dile San Jorge - insiste Lucho
- ¿Para qué? – pregunta Grandez
- Para que no se mueva la “vivoron” (según la creencia de los “shelicos”, de donde provenía el buen lucho, cuando pronuncias esas palabras la vivora se inmovilizaba)
- San Jorge, San Jorge – comienza a pronunciar Grandez (tragandose el cuento del San Jorge)
Habrá sido coincidencia pero la “condenada” jergón no se movía, en eso lucho ya había cortado un palo y lo alcanza a Grandez, pero éste medía de cinco a más metros.
- No, huevón, cortale más chico – indica Grandez
- No “chory” si lo cortas más chico, puede “saltar en tu encima”
- Es que no puedo “chutarle”, los árboles y las ramas me atajan
Con esta nueva indicación e invadido por los nervios lucho corta el palo sin darse cuenta quizás que esta vez lo corto un “trozo” de un metro el cual alcanza a Grandez. La víbora empieza a moverse lentamente con dirección al pozo de agua; lo que hace que Grandez se desespere y coja el palo sin importarle el tamaño y se apresta a asestarle un duro golpe al animal (a la víbora, no a lucho), en el pensamiento del primero esta no permitir que la serpiente toque el agua ya que era el único recurso que aplacaría la sed de los desfallecientes “chamberos” que esperaban ansiosos y les habían confiado esa noble misión a estos dos valerosos (en realidad creo que más era por evitar el 05).
- Dale, dale Chori – se escucha las arengas de lucho
- Calla “rosquete”, mira la “porquería” de palo que me has alcanzado
De pronto se escucha un “plum”, “plam”, “cataplum” o no se como suena cuando se “varea” una jergón pero es algo por el estilo. La serpiente se retuerce y, ¡oh desgracia!, cae dentro del pozo de agua.
- Pucha chory, ya la “fregaste” – dice lucho al ver la serpiente muerta “panza arribla” dentro del agua
- Pucha, y yo que me “muero”…. de sed, ahora ni loco tomo esta agua – replica Grandez
- Si no vamos con el agua el profe nos pone 05 – prosigue lucho
- ¡Ya se! (se ilumina Grandez), vamos a sacar la víbora y recogemos el agua para los “chamberos”, además se les va a dar su “viborachao” - dice Grandez
- Ya, pero no lo muevas mucho para que no se ensucie el agua, insiste lucho
Es así como en complicidad los dos expedicionarios ayudados por el palo asesino sacan a la víbora del pozo, recogen agua y retornan llevándose consigo el cuerpo de la víbora, con la única intención de colocarle en una lata vacía y jugarle una broma a algún incauto compañero.
Al llegar al lugar donde estaban los demás del grupo, sigilosamente Grandez esconde la serpiente en una de las latas vacías y que más tarde serán llenadas de aserrín, petróleo y alineadas para formar las letras; lo acomoda de tal manera que pareciera que esta viva.
No se imaginan como disfrutaban el agua los “chamberos”, sin pensar siquiera que hace rato una víbora había fenecido en el pozo que albergaba el líquido elemento; el primero en sorber fue el buen profesor pocho y luego los alumnos, en otras palabras el profe “saco el veneno” de esa agua (todo vale por no sacar un 05 y evitar el “sincheo” de nuestros padres)
Llega el momento de llenar las latas y una por una comienzan a recogerlas; Lucho y Grandez miran atentamente quien será el ingenuo que recogerá la lata que contiene la víbora. No podía ser otro que “calin”, quien se acerca a la lata, la recoge y lanza un grito de terror: ¡Ay diosito, una víbora!, ¡Ayudenme! y se desplomó (se desmayó). El buen profesor y los demás alumnos corren a socorrerlo pensando que le había picado; para esto Grandez había saltado cual felino sobre la lata que contenía la serpiente y no se cansaba de darle de palazos, como si estuviera matando al animal (otra vez me refiero a la serpiente, no a calin); para ocultar su broma y hacer parecer que acababa de matar a la víbora.
Esa tarde Grandez, sin pensar, se convirtió dos veces en héroe, una por traerles agua (con víbora) y otra por matar al “jergonón”. Terminado a acomodar las latas, aproximadamente a la una de la tarde, el grupo se apresta a bajar el cerro con dirección a sus domicilios; sólo queda esperar la tarde para retornar nuevamente a encenderlas a fin de que se lea la escritura.
Son las 4:00 de la tarde, nuevamente los alumnos regresan a la cima del cerro Leiva a esperar que sean las 7:30 de la noche, hora en que saldrán los alumnos desde el colegio a engalanar con sus antorchas las calles de Mendoza, siendo esta la señal para encender e iluminar las letras que finalmente formaran la palabra “Feliz Día T.R:M”.
Así transcurren las 5, 6 y 7 de la noche, corre un viento que nos quiere levantar de nuestro “copete”, hace frío pero como buenos toribianos, somos “machos” y aguantamos estas inclemencias; “calin torero” era el único que había llevado para esa noche agua y los demás lo vacilaban porque a diferencia de la mañana que estaba haciendo calor, en esa noche hacia frió y no tenía sentido llevar agua.
- Oye “torero” “llao” tu agüita “invitame”– dice alguien del grupo
- No fastidies – contesta calin (aclarando, este calin no es el del desmayo, es otro gafo)
- Ya pe no seas malito
- ¡No!;
Debido a la negativa de calin, un grupo se pone de acuerdo para quitarle su agua y así lo hacen pero grande sería su sorpresa cuando descubren que no era agua sino “piñachao”.
- Miren este “jijuna”, tenía piñachao y no avisa dice el “lomudo”
- Eso es para la fiesta – dice calin torero
- No jodas, invita un poquito para calentarme
- Ya pero no lo acaben
Entre copa y copa transcurre como media hora; yo no sabía que el piñachao combinaba muy bien con la “yuquita cangada” que estábamos disfrutando en ese momento, gracias a la sagacidad de dos de nuestros compañeros que cual “choscas” se habían escurrido en el yucal de algún buen paisano. De pronto se divisa a la muchedumbre de alumnos que salen con sus faroles desde el colegio; es la señal para prender las latas; a la orden del profe pocho todos comienzan a encender las latas pero el viento era tan fuerte que no permitía prenderlas. Luego de batallar por casi 20 minutos se logra el cometido y todo el pueblo de Mendoza puede ver la inscripción “Feliz Dia T.R.T”. posterior a esto es hora de bajar.
Las parcelas de terreno estaban separadas con alambres de púas, los cuales se tenían que sortear para poder bajar; el profe pocho pregunta quienes habían traído linterna ya que la penumbra era casi total y sólo Grandez contesta afirmativamente.
- Bien, bien Grandez, buen alumno, dame la linterna para yo guiarlos – dice el profesor
- No profe, mejor yo los guió – contesta Grandez
- Caramba yo soy el profesor
- Y yo el dueño de la linterna – agrega Grandez
Es así como el profesor tuvo que aceptar que Grandez los guiara, yendo a la cabeza y junto a él estaba “solin”; de pronto entre los dos pactan jugarles una broma al profe y a sus compañeros:
- Solin, pegate a mi lado y vamos a correr para dejarlos en oscuro y más adelante nos escondemos
- Ya chori, vamos
Los dos “patas” comienzan a correr y atrás se escucha la voz del profesor y compañeros
- Grandez, Grandez te jodiste si no vienes con la linterna te pongo 05 – dice el profesor
- Ya pe chori, no jodas
- ¡Au! mierda me raspe con el alambre – era la voz de alguien que se había chocado con las púas del alambre
- Concha su vida me caí de "sipo" – decía otro que acababa de caerse en esas zanjas naturales que dejan el agua de las lluvias al correr cerro abajo.
La “bulla” que hacían al chocarse con las púas, gritar, caerse y levantarse, se asemejaba a cuando se hace “tira”. Eran tantos los lamentos y suplicios que escuchaba Grandez de sus compañeros que se compadeció y los esperó cerca de la falda del cerro Leiva; el pretexto que empleó es que se había “quemao” el foco y la linterna no prendía pero ni eso aplacó la colera del profe y de sus compañeros quienes le lanzaron todo tipo de improperios e insultos; posterior a esto el pelotón se dirigió a la ciudad, a darse un reparador baño y ponerse “ticitas” para la fiesta.
Muchos de los que bajaron esa noche del cerro luego de encender la inscripción, no salieron a la fiesta debido a los raspones en el brazo, la pierna e inclusive la cara, producto de los alambres de púas, las espinas de “sonchinas” y los huecos con que tropezaron en el trayecto.
Otros no les importo en lo más mínimo los raspones y salieron a disfrutar del guarapo, el aguardiente y la retreta amenizada por la banda de don Porfirio el As del requinte y su inolvidabel “tocale aji”.
A los dos días de transcurrido la fiesta, el Director del colegio hace formar al 5to. Año; todo el mundo estaba feliz ¿seguramente nos felicitará por el eficiente desempeño en el cumplimiento de la misión? Se preguntaban los alumnos al ver venir a éste.
- Muchachos, ¡son una tira de irresponsables, zánganos y gafos! – dice el Director
- Han hecho perjuicio en la chacra de don Humberto, han arrasado con el yucal de don Zoilo y encima de eso casi incendian su sacatal de doña Ana- continua
- Quien les ha mandado que hagan la escritura en terreno ajeno, no que era del abuelo de este “opa” de López – dice refiriéndose a ese alumno
- Por mi madrecita Director que yo le “dige” a mi papa shego – contesta López, asegurando que había pedido permiso a su abuelo
- Cállese “gafo”, ni siquiera conoces el terreno de tu abuelo y por tu culpa han denunciado al colegio (los dueños habían puesto denuncia para que el colegio les indemnizara)
Imagínese al citadino de López, que sólo se alejaba de su casa para comprar pan y para “dar una vuelta” en la plaza, que no sabía que era una chacra y que creía que la yuca se daba en racimos, que iba a conocer el terreno de su abuelo, este “pitcunga” “surshique” nos había guiado al terreno de don Humberto.
Nuestra alegría y esperanzas de ser felicitados por nuestro flamante Director se esfumaron y de pronto las sonrisas se convirtieron en caras largas, pero como buenos toribianos no tardamos en recuperarnos además en la retreta habíamos “bailao” hasta que se “ampolle” nuestros pies y lo que es más habíamos “computao” a agraciadas mendocinas para que sean nuestras “jermitas” es por eso que en unísono y en silencio recordábamos aquella sabia frase “después del gusto, viene el disgusto”
Nota del Autor:Cualquier semejanza en los nombres es pura coincidencia, disfruten de esta remembranza, ya viene más
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AUGUSTO -